La contaminación ambiental y las grandes ciudades muchas veces dificultan la observación de estrellas en su mejor versión. Sin embargo, hay algunos destinos alrededor del globo que ganaron fama por su excelente cielo diáfano. Conócelos en esta nota.
Un manto negro repleto de luces tintineantes. El silencio como el sonido de ambiente más puro que existe. Miles de ojos ilusionados avistando un espectáculo con todas las letras. Así se vive una noche bajo el firmamento estrellado que regalan algunas coordenadas alrededor del mundo.
Según datos de la International Dark-Sky Association, el 63% de la población mundial vive rodeada de cielos con algún grado de contaminación lumínica. Esto significa que el ser humano no está acostumbrado a ver el cielo en su máximo esplendor. Lejos del caos de la ciudad, donde la naturaleza crece sin límites y encuentra su cara más transparente, se abre paso un fenómeno mágico que toda persona debería vivir alguna vez en su vida: mirar hacia arriba y dejarse guiar por las bombillas naturales que iluminan la zona. ¿Dónde hacerlo? Muy sencillo: continúa leyendo para sacar pasaje hacia los destinos con las bóvedas celestes más diáfanas del globo.
El Desierto de Atacama, Chile
Uno de los desiertos más áridos del planeta obsequia no solamente lagunas altiplánicas entre montañas, o géiseres únicos en el mundo. El show también se consigue elevando la mirada, porque las estrellas sí que saben brillar en el país latinoamericano. La oscuridad pierde fuerza cuando los astros que centellean con luz propia toman el control del momento. Es que la observación astronómica es parte del patrimonio cultural chileno y no es casualidad: el lugar expone más de 300 noches despejadas por año debido a su privilegiado clima.
El spot perfecto para la observación
Mamalluca es uno de los observatorios más famosos de la región. Ofrece tours nocturnos en distintos idiomas para contemplar las estrellas en toda su plenitud y explicar sobre las constelaciones y planetas que nos rodean. Los telescopios se transforman en el objeto preferido de los turistas durante un largo rato. El Observatorio Cruz del Sur también cumple con la misión, al igual que el Collowara. De todas formas, el firmamento resplandece desde cualquier punto alejado de la civilización, como pueden ser los Géiseres del Tatio, el Valle de la Luna y las Lagunas Altiplánicas.
¿Cuándo viajar?
Julio y agosto son los mejores meses para la observación, aunque los cielos despejados se pueden vivir durante la mayor parte del año. El cielo está más claro y la vía láctea se ve a la perfección. En esa época el frío hace que los precios sean más bajos, porque técnicamente la temporada alta en el Desierto de Atacama va desde octubre hasta marzo.
Las Islas Canarias, España
Una ubicación geográfica más que estratégica. Condiciones climáticas que mantienen las nubes alejadas y las estrellas bien cerca. Las Islas Canarias presentan algunos de los firmamentos más limpios de toda Europa, con lo cual el turismo astronómico es moneda corriente. Las instalaciones de los distintos observatorios están equipadas con tecnología de última generación para potenciar la experiencia de contemplación. Además, muchos estudios cósmicos y experimentos de astrofísica tuvieron lugar en este rincón del mapamundi.
Canarias cuenta con tres zonas que están reconocidas como Reserva Starlight: la isla de Palma, Fuerteventura y el Teide y las Cumbres de Tenerife. ¿En qué consiste la denominación? En los territorios que conservan intacta la influencia lumínica natural y, por ende, son impecables destinos para la observación de estrellas.
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El spot perfecto para la observación
En Tenerife se encuentra el Telescopio Solar GREGOR, el más grande del viejo continente. Además, en La Palma está el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, uno de los más prestigiosos del mundo.
Por fuera de los observatorios, situarse en lugares en altura siempre favorece la experiencia. El Mirador Pico de los Pozos de la Nieve (Gran Canaria), los Llanos del Garañón o el Centro Astronómico Roque Saucillo son otras alternativas viables.
¿Cuándo viajar?
Hay una joya escondida en este recorrido y los meses de abril y mayo son los protagonistas. La lluvia de meteoros de las eta acuáridas provenientes del cometa Halley se puede ver todos los años entre el 19 de abril y el 28 de mayo.
En agosto también tiene lugar otra lluvia de estrellas: las Perseidas.
El Parque Nacional de Warrumbungle, Australia
Ahora el viaje es directo a Oceanía. Más precisamente a 550 km al noroeste de Sídney, en un parque nacional que cuenta con 73 mil hectáreas repletas de naturaleza y los simpáticos koalas. La magnitud del espacio y su impecable cielo lo sitúan entre los destinos más espectaculares para el astroturismo. También es el primer y único parque Dark Sky de Australia. Si de telescopios hablamos, el Observatorio Anglo-Australiano cuenta con uno de los más grandes del hemisferio.
El spot perfecto para la observación
Cuatro campings se emplazan en este espectáculo natural y resultan las coordenadas ideales para disfrutar del cielo como corresponde. El observatorio Siding Spring también amerita una visita.
¿Cuándo viajar?
De septiembre a noviembre son los mejores meses para este circuito estelar.
Death Valley, Estados Unidos
El turismo de estrellas en el Valle de la Muerte es otro clásico global. El Parque Nacional ofrece vistas a los cielos más oscuros del país y está certificado como el tercer parque internacional de cielo oscuro en el país. Hermoso de día pero todavía más fascinante de noche, quien visite este prestigioso spot estadounidense se ganará un asiento en primera fila para maravillarse con la vía láctea.
El spot perfecto para la observación
Harmony Borax Works es uno de los favoritos por su elevación y claridad. La cuenca de Badwater no se queda atrás, más bien todo lo contrario: las espectaculares panorámicas montañosas funcionan como el telón de fondo perfecto para vivir la experiencia. El acceso es sencillo y la zona permite evitar la contaminación lumínica para regalar el mejor cielo posible.
¿Cuándo viajar?
Los meses de invierno son los mejores porque el área encuentra la menor contaminación de luz posible, por ende la visibilidad aumenta considerablemente. El mejor mes dentro de ese abanico es la primera mitad de febrero, cuando las temperaturas también se vuelven tolerables.
La Reserva Natural NamibRand, Namibia
Dormir bajo un manto estrellado es posible en este rincón del sur de África. Porque la combinación entre safari fotográfico y nocturno encuentra su mejor versión en Namibia. La oscuridad de su cielo habilita admirar el firmamento como pocos lugares alrededor del mundo. Tanto es así que tiene en su haber la categoría Oro como Reserva Dark Sky, la primera en África. Con una superficie de 172.200 hectáreas, la Reserva Natural es hogar de los más variados animales como jaguares y hienas, y su particular entorno regala dunas rojizas propias del desierto del Namib (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).
El spot perfecto para la observación
Las maravillas naturales que aloja este oasis natural son infinitas, al igual que sus actividades. El recorrido por el lugar puede hacerse en jeep, caminando y hasta en globo aerostático. Pero el verdadero tesoro está en pasar la noche dentro de módulos que se arman al aire libre, teniendo las panorámicas más alucinantes.
¿Cuándo viajar?
La mejor época va desde diciembre hasta abril.
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